Creada en 2005 por Bruno Maisonnier, Aldebaran se dio a conocer rápidamente con su pequeño robot humanoide emblemático NAO. Sin embargo, a pesar de su potencial tecnológico, la empresa que ha experimentado dificultades financieras mayores, poniendo en duda la viabilidad de su modelo económico, atraviesa actualmente un período muy difícil. Aunque fue colocada en administración judicial el mes pasado, consideraría separarse de casi la mitad de sus empleados con la esperanza de encontrar un nuevo inversor.
Desde sus inicios, Aldebaran se impuso como una referencia mundial en robótica humanoide. NAO, su primer robot, ha conquistado los laboratorios de investigación y las instituciones educativas de todo el mundo: más de 19,000 unidades se han vendido hasta la fecha.
En 2012, la adquisición por SoftBank marcó un punto de inflexión, ofreciendo a la empresa los recursos necesarios para desarrollar Pepper, un robot interactivo capaz de identificar rostros y emociones humanas, que se encuentra en recepciones, espacios comerciales y museos.
En 2016, Aldebaran fue integrada en SoftBank Robotics, un cambio que provocó una pérdida de dirección estratégica y un reposicionamiento que resultó complejo.

Dificultades crecientes

A pesar de un entusiasmo inicial, los robots de Aldebaran han tenido dificultades para encontrar una adopción masiva. El mercado de los robots de servicio, aún emergente, no ha generado los volúmenes de ventas esperados. En 2021, SoftBank suspendió la producción de Pepper y redujo las inversiones en robótica, señalando un retroceso estratégico.
En 2022, cedió Aldebaran al grupo alemán United Robotics Group, que intentó relanzar su actividad reposicionando los productos existentes y lanzando el robot Plato, destinado a la hostelería y la restauración. Sin embargo, los desafíos financieros persistieron: entre 2019 y 2022, Aldebaran acumuló un déficit neto de 156 millones de euros, y en 2023, registró una pérdida de explotación de 26 millones de euros.
En agosto de 2024, su accionista y distribuidor alemán decidió no financiarla más, prefiriendo centrarse en la distribución de una nueva gama de productos provenientes de China, dejándola sin recursos suficientes para continuar sus actividades.
En enero de 2025, se inició un procedimiento de salvaguardia, seguido de una administración judicial el mes pasado. La empresa, que reivindica más de 40,000 robots vendidos y tuvo que separarse de la mitad de su personal durante su adquisición en 2022, está en busca de un nuevo comprador. Un nuevo plan social podría ver la eliminación de casi la mitad de los 165 empleos conservados.
A pesar de estos desafíos, Aldebaran sigue fiel a su visión: diseñar robots que mejoren la vida de las personas y respondan a necesidades reales. La empresa continúa creyendo en su potencial para transformar sectores clave como la educación y la salud, al tiempo que explora nuevas oportunidades de innovación.